(de mi fanpage del Manual de instrucciones para Recién Separadas en Facebook)
Aprovecho que me han dejado un aviso aquí sobre una escuela de maquillaje para reflexionar junto a las R.S. sobre cómo debemos lucir en esta etapa tan especial de la vida.
Vamos primero a lo que no debe faltar en nuestro arsenal cosmético: el corrector de ojeras. Hay que tener varios y de distintos tonos, porque según la hora del día y/o las lágrimas que llevemos derramadas, nuestras ojeras irán desde un magenta suave al color berenjena. Lamento decirle, querida amiga, que la tiza mojada no sirve y el crayón blanco de los chicos, menos. Se va a tener que comprar unos buenos lápices correctores de ojeras de los más caros, si quiere que su rostro parezca descansado y saludable.
Una vez que haya cubierto sus ojeras, le vendría bien una base de maquillaje que le dé a su piel el aspecto aterciopelado que seguramente ha perdido. Y tal vez un poquito de rubor. No demasiado, no es cuestión de tener los cachetes colorados como el príncipe Carlos de Inglaterra.
Ahora vamos a los ojos. Rimmel a prueba de maremotos, porque una no sabe cuándo, cómo ni dónde se acordará de algo que le humedecerá los ojos de bronca, de tristeza o de nostalgia. Para la sombra, evite los colores tristes como el gris o la gama de los marrones, que la harán verse más melancólica.
Para la boca, elija un rouge discreto que resalte las forma de sus labios y le levante el ánimo, pero huya del colorado rabioso porque pueden pensar que anda buscando guerra, y no es cuestión. A menos que usted quiera buscar guerra, por supuesto, que está en todo su derecho y no seré yo quien se lo impida.
Si tiene más de 25, tampoco le aconsejo el morado o el negro; ya está grandecita para hacerse la gótica, o la dark, o la flogger.
Para las R.S., el maquillaje puede ser un buen aliado. La cara lavada no es para cualquiera porque nos deja el alma al descubierto, y cuando el alma anda de capa caída lo mejor que podemos hacer es darle una mano al espejo y pintarnos un poco. Un poquito, aunque sea. Con unos sabios toques de color y una sonrisa, la realidad es más llevadera. Y nuestra cara también, para los demás y para nosotras mismas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me interesa tu opinión; es la mejor manera de saber que alguien me lee...